Las tierras venezolanas para la época estaba repartidas entre los militares ya que al trascurrir el tiempo después de la guerra de independencia estas fueron entregadas(especialmente las haciendas) para satisfacer los haberes militares, gracias a las tarifa que fue aprobada en 1817 y ratificada en 1820 y 1821, hay que resaltar que después de la guerra , los bienes de muchos propietarios, que en la colonia había monopolizado la propiedad territorial, pasaron a manos de los más significativos caudillos militares de origen popular. Después vino la formula de los vales que al principio apoyaba, oportunamente, el derecho a recibir lo que el estado les adecuaba por concepto de “Haberes militares”, pero luego, con el regreso de los emigrados, se complico la situación ya que estos lograron más de una vez mediantes el soborno y el compadrazgo la restitución de sus bienes. En 1821 y 1848 la ley de los baldíos permitió que una gran porción de terreno del estado (sobre todo en las provincias de apures, barinas, cumana y Barcelona) pasaran a formar parte del patrimonio particular de un número reducido de propietarios, la aplicación de esta ley no afecto la estructura latifundista, por el contrario la favoreció ya que permitió que los terratenientes, especuladores, caudillos con influencia política, etc. controlaran mayores aéreas eliminando así el nefasto sistemas de latifundios ociosos e improductivos, que era una causa fundamental del atraso económico, social y político del país.
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